Yoga
Yoga significa UNIÓN.
La práctica de Yoga nos lleva de una consciencia como individuos separados de todo, hacia una unión con la consciencia universal, en la cual somos parte de un todo infinito.
La filosofía del Yoga nos ofrece un mapa que nos guía por el camino del autoconocimiento.
Aprendemos herramientas para observarnos y ser testigos de nuestras emociones y pensamientos. Al aprender a no identificarnos con ellos, gradualmente desarrollamos nuestra consciencia de observadores de las fluctuaciones de la mente, sin reaccionar. Nos convertimos en mejores versiones de nosotros mismos. Si observas que tu mente está agitada y sientes ansiedad, la práctica de Yoga es un espacio donde vas a explorar el poder de estar en el momento presente. En la práctica del Hatha Yoga (asana, pranayama, mudra, bhanda y shatkarmas) nos concentramos, entre otras cosas, en hacer movimientos coordinados con la respiración y en sostener diversas posturas físicas llamadas asanas.
Durante la práctica de asanas podemos observar nuestras tendencias mentales: la calidad de nuestro diálogo interno. Como testigos vemos si en nuestra práctica predomina la compasión o la frustración. La práctica alimenta el entendimiento sobre hacer y dar sin esperar los frutos de la acción.
En la práctica de Yoga cultivamos la paciencia y el desapego. También enfrentamos miedos, al poner el cuerpo en nuevas posturas y aprendemos a trabajar la confianza y la perseverancia. Todos los días avanzamos un poco y retrocedemos en otro aspecto de nuestra práctica de asanas, pero siempre llegan los nuevos entendimientos. Luego intentamos trasladar estos aprendizajes fuera del mat, a la vida diaria.
La práctica de posturas físicas suele ser la puerta de entrada al camino del Yoga.
Con una práctica sostenida en el tiempo logramos mejoras en nuestra postura, una columna vertebral sana, lo cual permite que la energía fluya por los distintos centros energéticos del cuerpo y que no haya trabas o bloqueos. Nos volvemos a conectar con nuestros cuerpos, a escucharlos, a cuidarlos: se convierten en nuestro templo. Nuestro cuerpo se desintoxica, se flexibiliza, se abre. Moverlo se convierte en disfrute. Comenzamos a observar aquello que nos hace bien y a adoptar hábitos saludables.
El Yoga busca aquietar las fluctuaciones de la mente. El primer paso para enfocar la mente en un punto es poder tener el cuerpo quieto. Todas las posturas de Yoga que conocemos como asanas, fueron diseñadas para flexibilizar y fortalecer el cuerpo de forma que este pueda seguir desarrollándose en pasos más avanzados del Yoga. Es decir, poder tener una buena postura para practicar el control de la respiración y mantenerse largos tiempos en posturas de meditación.